Cuando comas, come.
Cuando camines, camina.
Cuando comas, come.
Proverbio Zen
Seis palabras, sólo seis. Representan uno de los principios del zen. Pon toda tu alma, todo tu ser, toda tu presencia en aquello que estás haciendo en este preciso momento. Aquí y ahora.
¿Te has planteado alguna vez cómo comes? ¿Has pensado alguna vez en si es un acto automático o voluntario o consciente?
Deprisa, deprisa, tengo que comer… que llego tarde. Sólo tengo media hora…antes de llegar (a dónde sea). Uy! son las X y todavía no he comido! Como algo, si no luego tendré hambre.
¿Te reconoces?
La Medicina Tradicional China, también es una filosofía de vida, como el Qi Gong, como el Zen, como la naturopatía. Es una forma de entender la vida y relacionarse con ella y con todo lo que te rodea.
En los retiros de la Escuela Kwan Um School of Zen a la que pertenezco, las comidas están muy ritualizadas. Se desayuna a las 8.00 de la mañana, se come a las 13.00 y se cena a las 18.00. Las comidas son en silencio, como todo el retiro, y tienen un orden establecido, un ritual. Se hacen en la misma sala de meditación (la sala Dharma). En un retiro se aprenden muchas cosas. Aprendes a distribuir tu tiempo, a ordenarte mentalmente, a ser económico en todo: en la ropa que llevas, en lo que cargas (mental y físicamente), en hacer lo necesario: ni más ni menos.
En cuanto a la comida, aprendes a comer y a alimentarte, comes lo que hay, punto, aprendes a economizar, a servirte lo que necesitas, no más, si no tendrás más trabajo… los que han ido a un retiro me van a entender. Tienes 4 boles para comer, en coreano se llaman gongyang y en japonés oriyoki, estos dos términos significan “la cantidad justa”. Uno de ellos es para el agua, el más grande para el arroz o cereal, el mediano para la sopa y el siguiente para los otros alimentos: ensalada, verdura, legumbre, etc. Cuando te sirven, con un ligero movimiento del bol, comunicas que ya estás servido. Al comer en silencio, sólo estáis tú y la comida, tu relación con ella toma otra dimensión. Y te aseguro, no pasas hambre.
El Qi Gong me ayuda a relacionarme conmigo y con lo que me rodea, al estar presente en cada ejercicio, tomando consciencia de mi cuerpo, mi respiración, mis sensaciones. Esta consciencia de mi cuerpo está presente todo el día. Me aporta concentración y calma mental.
Los conocimientos en alimentación energética china, me ayudan a saber escoger qué alimentos pueden beneficiarme en cada momento, lo mismo que la naturopatía.
Todo ello, junto con la observación de cómo y qué comemos actualmente, de las diferentes dietas o tipos de alimentación que hay (es como sumergirse en un gran océano de recomendaciones: no desayunes, desayuna, no comas patatas, come tubérculos, sí cereales, no cereales, carne sí, carne no, hay un sinfín de estudios que recomiendan comer un alimento y otro sinfín que dice lo contrario. (Menudo mareo), todo ello, como decía, me ha ayudado a formular unas claves para una buena y saludable forma de comer.
Para mí hay pocas claves, sólo 9:
1: Respira. Toma conciencia. Cuanto sientes ganas de comer ¿puedes diferenciar si, realmente, tienes hambre o si es una sensación de vacío emocional o sólo es sed?. A veces estamos tan desconectados de nuestro cuerpo que confundimos la sed o la necesidad de cariño con el hambre. El estrés hace que desciendan los niveles de leptina, la hormona que regula la sensación de hambre, con lo que te entra esa hambre canina. Escucha tu cuerpo, no tu mente. Come cuando tengas hambre.
2: Calidad. La industria alimentaria es grande, quiere beneficios a toda costa. Para eso es industria y se mueve en el entorno económico, no en el de la salud (y eso tampoco sería garantía, que conste). Escoge. Infórmate. Tienes un coche, es diésel (por ejemplo), vas a la gasolinera… ¿Qué le pones diésel o gasolina? Tu cuerpo es tu coche, y éste no lo puedes renovar cada 5 o 10 años. ¿Qué le pones? comida basura o de la buena.
Comida basura = fastfood, comida altamente procesada (y no tan altamente, procesada a secas), precocinados y otras variedades.
Comida buena = materias primas que procesas tú.
3: Cantidad. En este punto hay dos conceptos: las raciones y la moderación/exceso
Raciones: tu cuerpo te da la información que necesitas para saber cuál es tu ración. De hecho está en tu mano.
Carne y pescado, lo que quepa en el área de la palma de tu mano y del grosor de tu dedo meñique.
Verdura: lo que quepa en las dos manos.
Legumbres, arroz, pasta, patata: la medida de un puño.
Frutos secos: lo que quepa en el puño cerrado.
Fruta: el volumen de un puño o lo que quepa en tu mano formando un cuenquito.
Aceite: la medida de la punta del pulgar.
Moderación: Lo contrario a comer hasta saciarse. Comer demasiado sólo provoca malas digestiones, dolor estomacal, náuseas, acidez de estómago, somnolencia y cansancio. Y, por su puesto, aumento de peso. Sobrecarga al hígado y al riñón, tienen que trabajar el doble por el mismo precio. El estómago sólo tiene que llenarse dos tercios de su capacidad.
4: Masticar y saborear.
Masticar bien y ensalivar bien. No engullir. En un artículo anterior hablaba de la saliva y de su composición, entre otras cosas. Es importante masticar y ensalivar bien el bocado que te llevas a la boca. En la boca ya se inicia la digestión, sobretodo de los carbohidratos. Con el beneficio añadido de que si masticamos bien el alimento le facilitamos al estómago su proceso. Tenemos tendencia a comer rápido, mirando la tele o hablando, sin prestar atención a lo que comemos, su sabor, su olor, su textura. Ésta es una de las claves. Mastica bien, espera a ponerte otro bocado. Existe una comunicación entre el cerebro y el estómago, éste último le dice al cerebro cuándo ya hay suficiente comida ingerida. Cuando comemos, la comida tarda 20 minutos en llegar al estómago, es entonces cuando el estómago le hace saber al cerebro que ya estás satisfech@. Entonces se segrega leptina y dejas de comer .¿Te imaginas cuánta cantidad de comida eres capaz de ingerir en 20 minutos?, no sé tú, pero yo, ¡me comería un buey! Otra ventaja de comer despacio… ¡perder peso!
Un truco: en cuanto te hayas puesto una porción de comida en la boca, suelta el tenedor, la cuchara o lo que sea, mastica y saborea, y, sólo en el momento en que ya hayas tragado, sólo entonces, vuelve a coger el útil para servirte otro trozo. Tu digestión te lo agradecerá, cuando se come rápido se traga también aire y eso dificulta la digestión y produce gases y dolores de estómago, los nutrientes se absorben peor y tu digestión se hace más pesada y lenta, tu cuerpo necesita más energía para digerir y te entra la somnolencia. ¡¡MASTICA!!
Y saborear: saborear… Permite que el sabor llene tu boca, siente el olor de cada alimento o plato, eso nos nutre también. Tanto los olores como los sabores hacen que segreguemos ciertos tipos de hormonas que hacen que nos sintamos mejor. Los aromas y sabores conectan directamente con nuestro sistema límbico, que está conectado con el sistema endocrino y el sistema nervioso periférico, eso hace que estos sistemas reaccionen provocándonos sensaciones de bienestar y relajación si los olores y los sabores nos son agradables.
5: Dónde y cómo lo como. No lo parece, pero es muy importante. Me refiero al entorno, con quién y en qué estado estoy.
- Entorno agradable: poner la mesa, cuidar los pequeños detalles, sobretodo cuando tienes más tiempo, ponte flores o pon tu mejor vajilla o a veces con un pequeño cambio de vista ya es suficiente. Si te llevas una fiambrera al trabajo, decórala, ponte notitas. Cuando la usaba la mía estaba llena de flores.
- Con quién estoy: me refiero tanto a personas como a objetos . Cuida con quien estás, que sean personas con las que te apetece estar, a veces estar solo es agradable. Recuerdo cuando trabajaba en una oficina, normalmente comía con mis compañeros, pero algunas veces me apetecía estar conmigo misma, momentos de paz para mi sola. La tele no es un buen compañero, anuncios, noticias, cotilleos, etc. Te mereces buen rollito comiendo. La comida te sienta diferente.
- En qué estado estoy: si estoy estresada o enfadada o ansiosa, la comida no me va a sentar igual que si estoy relajada. Airéate, pasea un poco y libérate de lo que te perturba, aunque sólo sea por ese rato.
6: Disfruta, por favor. No es lo mismo un plato aburrido, de un solo color, o con verdura hervida y ya… ponle color: rojos, amarillos, verdes, naranjas, azul (sí, se puede) con vegetales. Añádele sabor con las especias u otros condimentos saludables. Texturas diferentes, crujientes, suaves, melosas, etc.
7: Investiga: los adultos necesitamos probar 5 veces un alimento para acostumbrarnos a su sabor o saber si realmente nos gusta, los niños 10 veces. Ser limitado es un lujo. En un mundo tan ilimitado, lleno de posibilidades y sabores, realmente permitirse ser limitado es un gran lujo (modo ironía on). Cuando era niña (de cuerpo y mente, ahora lo soy de mente) y me ponían en el plato algo que no había probado, mi reacción era: ¿Qué es esto? ¡no me gusta! … a lo que mis padres, pacientemente, me respondían: no lo sabes, primero pruébalo, luego ya veremos. Siempre les agradeceré esta enseñanza. Sí hubo cosas con las que no podía y continúo sin poder… pero otras, las he ido añadiendo a mi dieta alimentaria. Recuerdo mi aventura con las acelgas y las espinacas, al final demostraron que podíamos ser grandes amigas, sólo tenía que adaptarme un poco y hacerlas mías. Después todo fue más fácil y ahora disfruto enormemente probando cosas nuevas.
8: Agradece. ¿Sabes lo que hay detrás de cada plato que tú comes?, ¿sabes el camino que ha tenido que recorrer un alimento, cuantas personas han cuidado de él, antes de que llegara a tu mesa?.
Una lechuga: alguien se ha tomado la molestia de obtener las semillas, de hacer que crezcan, las ha plantado en un huerto, las ha regado con agua, les ha tocado el sol, el aire y la lluvia. Alguien la ha recolectado, la ha transportado hasta la tienda (cercana) y tú la has comprado. Además, tú la has limpiado, cortado, has pensado qué aliño le podía quedar mejor y te la has puesto en el plato, si no tú, alguien lo ha hecho ti. Y ahora está aquí, delante de ti. Agradécelo, saboréalo y disfrútalo. Porque tú puedes. Y eso es un milagro.
9: ¿Y después de comer qué hago?. Camina un ratito, un paseo suave, ayudará a la digestión y te sentirás fresco y a punto para continuar. Date un masajito circular en la barriga, notarás calidez y bienestar, eso ayudará a centrar tu energía en la digestión y la facilitará.
Escucha a tu cuerpo, él te dirá que es bueno para ti.
Quien come con cordura, por su salud procura.
2 respuestas
muy buenas info. mil gracias por contribuir a mi bienestar-
gracias
Gracias, Angel. Recibir vuestros feedbacks es muy importante para mí. Me alegra poder ayudar a que te sientas mejor. 🙂